En ese momento de fragilidad rememoran las eléctricas penas. Tristeza húmeda no llega si quiera a la amargura. Añoranza que se clava. No, no tiene sentido. Reabrir una herida. Sin elegir sanarla. Momento de fragilidad. Redescubrir la fortaleza.
Dormir sin soñar. Sin el soñar profundo, casi abismal. Dormir sin presenciar incendios, caras verdes, cuerpos danzantes, que contraen el cuerpo y punzan el alma. Dormir sin entrar en esa, intangible realidad.