Sumergirse en el dolor de las sombras, en la oscuridad plena, ahí donde habitan los miedos, donde la respiración se entrecorta y huele a pánico. Mirar de nuevo los monstruos, las heridas, lo que dejaste podrir debajo de la alfombra. Tomar el desequilibrio y brincar, impulsarse en el aire, sin contener el mareo. Recordarse alma, Sacudir el cuerpo Enraizarse en el vuelo. Dejar el control, descansar, observar... Navegar.
Textos de un viaje al centro de mi misma