Sí, sí. Ya sé que te duele.
Que es probable que jamás me perdones por haberte dejado ir.
Quiero que sepas que me rompe los ovarios este pasado.
La inseguridad, la inmadurez y cobardía no fue sólo mía.
Fue de los dos.
Se humedecen, las calles, los techos, las pisadas. Se humedecen, las sábanas, los pies, las miradas. Se humedecen, las manías, los gestos, las risas. Se humedecen, las dudas, los sueños, las ideas. Durante esta tormenta, se me humedece la vida... y el alma. Poema escrito durante la tormenta tropical Cristóbal
Sumergirse en el dolor de las sombras, en la oscuridad plena, ahí donde habitan los miedos, donde la respiración se entrecorta y huele a pánico. Mirar de nuevo los monstruos, las heridas, lo que dejaste podrir debajo de la alfombra. Tomar el desequilibrio y brincar, impulsarse en el aire, sin contener el mareo. Recordarse alma, Sacudir el cuerpo Enraizarse en el vuelo. Dejar el control, descansar, observar... Navegar.
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