Esperé a que me dijera algo. Pero nada. Fue un silencio abrumador manifestado en sangre, ardor y dolor. Las partes de mi cuerpo se comprimieron. Parece ser que sin voz, uno se expresa a tropezones. ¡Y vaya tropezón! Esta sensación de presentir el golpe. Un instante que se detiene. Luego ¡zas! Tendida sobre el asfalto con el cuerpo palpitante. Me traje a tierra. Punzando vida con dolor.
  Sumergirse en el dolor de las sombras,   en la oscuridad plena,   ahí   donde habitan los miedos,   donde la respiración se entrecorta     y huele a pánico.       Mirar de nuevo los monstruos,   las heridas,   lo que dejaste podrir   debajo de la alfombra.       Tomar el desequilibrio     y brincar,   impulsarse en el aire,   sin contener el mareo.       Recordarse alma,   Sacudir el cuerpo   Enraizarse en el vuelo.       Dejar el control,   descansar,   observar...              Navegar.
Comentarios
Publicar un comentario