De amistad, amor y otros enredos


A partir de hoy, cada viernes publicaré partes del relato breve sobre la amistad, el amor, el sexo y otros enredos.  Para no perderte ninguna entrega podrás encontrar los textos en la etiqueta bajo el nombre  "De amistad, amor y otros enredos"


“A veces, el amor y la amistad se cruzan y a alguien le toca fingir”

Anónimo


Parte 1
¿Permiso?

Son las 4  am. Estoy frente a este artefacto creado para reflejarme en él. Ignoro las arrugas, pero no mis ojos perdidos. Nunca me han gustado los espejos. Te mienten o te delatan. Cualquiera de las dos es la misma mierda que trastoca la autoestima.

Me restan tres horas antes de que los cincuenta me alcancen. La verdad es que los últimos tres años fueron un parpadear. Se me ha ido la vida entre las tareas del hogar, el trabajo en la agencia publicitaria y el ahorro para realizar el viaje de mis sueños a Tailandia.

Aún en la certidumbre de la rutina sé que hay algo que no está bien. Este áspero insomnio no es producto del estrés cotidiano. Tengo que aceptar que esta incapacidad de pegar un ojo se debe a la fidelidad del pasado contigo.

No quiero que el tiempo me devore ni mucho menos las emociones. No quiero ser la típica cincuentona con nostalgia de juventud en los labios ni mucho menos una mujer corrompida por el dolor no resuelto.

Me pregunto si será apropiado pedir permiso para relatar esta historia. Aunque más que historia es una serie de sucesos a destiempo, que pegados, dan la sensación de ser algo.

Me he dado el derecho de omitir mi nombre, el tuyo y las descripciones físicas. Tal vez no tiene sentido escribir sobre el deseo que supongo nos une; cuando no es más que eso, deseo de seducirnos y poseernos una y otra vez. Cuando no es más que una absurda relación de poder. 

Pero escribir es mi manera de soltar, cerrar capítulos y dejar a los fantasmas vagar en paz. Hacer mi vida y tú la tuya.

Ya no soy la mujer de buenos modales. La que en cada acto se tiñe de culpa, pide perdón y se siente inútil.  Así que no me importa si estás de acuerdo o no. No necesito tu autorización para poner en palabras las desordenadas imágenes donde solemos aparecer tú y yo.

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