Vacaciones de invierno. Destino: Bosques de Aria, 700 km al este de Fuco. Ese día la ciudad nos despidió con 24°C. Éramos un grupo de gustos diversos y peculiares. Unos más amigos que otros, pero con el gusto por la diversión. Llegamos a la estación. Entre risas nos subimos al tren. Listos para partir miré por la ventana, en el horizonte divisé el descontrol. Llegamos a Aria, bosques de eterno verdor. La quietud inundó mi cuerpo. Entramos al cuarto. C ada uno puso su maleta sobre una cama. El azar eligió, d esde esa noche dormiríamos juntos. Las vacaciones adquirieron sus viciosa rutina: comida, alcohol, fiesta y de vuelta al inicio. Era lo único para hacer. En mi inmadurez perdí la oportunidad de sumergirme en el silencio que se respira en Aria. La quinta noche mi cuerpo no resistió más. Llegué al límite, el vodka me superó. Necesitaba volver al cuarto y tú me acompañaste. En el camino hablamos de la amistad, del amor, de nuestros anhelos y fantasías. Habla...
Textos de un viaje al centro de mi misma